Me siento tan llena de luz y completa que veo como los límites de mi cuerpo se borran como los contornos difusos de un cuadro.
Hay un fuego en mi pecho que ha resurgido tras estar latente durante miles de años y ahora, de nuevo, se extiende cálidamente y sin prisas hasta el resto de mi ser.
Las ilusiones desaparecen ante una realidad tan florida, las sombras dejan paso a la vida que siempre soñé, en la que la totalidad de mi ser se expresa en este mundo, en este mundo.
Respiro luz y me siento unida a todos a quienes conozco y no conozco, a los que respiran y a los que no, a toda la creación.
Doy gracias por el momento en el que decidí venir a este lugar, doy gracias por cuanto he vivido pues ello me ha conducido a este instante de la eternidad donde por fin Soy.
Late mi corazón como nunca; es un ritmo inusitado, lento y rítmico que me recuerda al de un tambor. Deseo bailar a su son, seguir sintiendo su calor para siempre.
